Gene Wolfe - Peace (Resenha)



GENE WOLFE
Peace

Esta novela conmovedora y delicadamente escrita empieza de un modo decepcionante: "El olmo plantado por Eleanor Bold, la hija del juez, cayó la noche pasada". El que habla es Alden Dennis Weer, un hombre de unos sesenta años cuya historia oiremos. Gradualmente nos enteramos, a medida que leemos este relato sobre la apacible vida en el Medio Oeste de Estados Unidos, de que Alden Weer probablemente sea un fantasma, muerto aun antes de que se empezase el libro. Quizá no puede descansar en paz hasta que haya rendido este homenaje a todas las personas y poderes que han modelado su existencia.

Continúan las decepciones. Esperamos el relato directo de la historia de una vida, pero de hecho Weer tiene sorprendentemente poco que decirnos sobre él mismo. Proliferan las digresiones, hasta el punto de que constituyen la mayor parte de la novela. Los personajes secundarios llevan a cabo la acción, y nos ofrecen cuentos dentro de cuentos, algunos de sabor chino o irlandés, pero la mayoría de ellos americanos y todos muy bien contados. Las vinculaciones entre las partes en apariencia dispares son sutiles: el lector tiene que buscar claves constantemente, y ésta puede ser una tarea fastidiosa para algunos. De un modo categórico, éste no es un libro para impacientes. Pero las recompensas son sustanciosas para quienes perseveran; yo no vacilo en proclamar que la novela de Gene Wolfe es una obra maestra.

Llegamos a conocer a la madre, el abuelo y la niñera (todos ellos muertos ya) de Weer. También conocemos a su excéntrica tía Olivia, un personaje verdaderamente maravilloso, y a sus tres ardorosos pretendientes. Oímos el cuento de la vida de cada pretendiente, y disfrutamos de sus palabras, sus historias increíbles, sus voces sumamente personales. Todos están ahora muertos y llegamos a comprender que en realidad estamos leyendo un "Libro de los Muertos" o, más exactamente (en una deliberada referencia a H. P. Lovecraft), una versión de El Necronomicón, el Libro que une a los Muertos. Todas estas voces muertas hablan claramente de los muertos, afirmando sólo el hecho de que existieron, fueron; y en medio de todo el humor y lo estrafalario, el efecto final tiene gran patetismo.

En una de las primeras escenas, el joven Alden Weer va de picnic con su tía Olivia y uno de los pretendientes, el profesor Peacock. Visitan una caverna donde todos ellos por turno observan un cráneo humano y deciden no mencionarlo. "Los indios vivieron aquí, ¿no es verdad?", pregunta el chico. "Preindios dice el profesor. El pueblo aborigen que vivió aquí hace unos diez mil años, cruzó el estrecho de Bering y luego se estableció en Indianola, Indian Lake, Indianapolis y varios otros lugares, puntos en los que se vieron obligados a convertirse en indios para justificar los nombres de lugar." Mucho, mucho más tarde, casi en la última escena de la novela, Weer escucha a un viejo granjero que se lamenta de la desaparición de las viejas costumbres agrícolas: "Mi propia granja, cuando yo haya desaparecido, desaparecerá también. Tuve tres hijos, y ninguno de ellos la quiere". Estas anécdotas, y docenas de otras a través de toda la novela, tienen el mismo tema: incontables miles de vidas han desaparecido antes, cada una con su propia historia y su propia voz idiosincrásica.

Wolfe adopta muchas de esas voces en este hermoso libro, y su oído para la descripción oral es soberbio. Llegamos a creer en todas esas personas muertas, sentimos su vida vibrante. Gene Wolfe (nacido en 1931) es ahora muy conocido por El libro del sol nuevo (19801983), una pentalogía, y por obras recientes de literatura fantástica como Free Live Free (1984) y Soldado de la niebla (1986). Peace [Paz] es una obra temprana relativamente poco tenida en cuenta, tranquila, subestimada y probablemente insuperable.

Primera edición: Harper & Row, Nueva York, 1975



(Resenha de DAVID PRINGLE, Literatura fantástica
Las 100 mejores novelas, Una selección en lengua inglesa, 1946-1987.)

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